JMJ
Pax
No tengan miedo a los que matan el cuerpo
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 26-33
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre del cielo; pero al que me niegue delante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
12O. DOM ORD CICLO A
Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para sus fieles. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.
Oración Colecta
Oremos:
Padre misericordioso: tú que nunca dejas de tu mano a quienes has hecho arraigar en tu amistad, concédenos vivir siempre movidos por tu amor y un filial temor de ofenderte.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
El Señor ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados
Lectura del libro del profeta Jeremías 20, 10-13
En aquel tiempo dijo Jeremías:
"Yo oía el cuchicheo de la gente que decía: Denunciemos a Jeremías, denunciemos al profeta del terror.
Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo:
"Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él".
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.
Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor, porque él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 68
Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Por ti he sufrido oprobios y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae.
Escúchame, Señor, porque eres bueno.
A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto; escúchame conforme a tu clemencia Dios fiel en el socorro. Escúchame, Señor, pues eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus Ojos.
Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Se alegrarán, al verlo, los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado. Que lo alaben por esto cielo y tierra, el mar y cuanto en él habita.
Escúchame, Señor, porque eres bueno.
El don de Dios supera con mucho al delito
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-15
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Antes de la ley de Moisés ya existía pecado en el mundo y, si bien es cierto que el pecado no se castiga cuando no hay ley, sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aún sobre aquellos que no pecaron como pecó Adán, cuando desobedeció un mandato directo de Dios. Por lo demás, Adán era figura de Cristo, el que había de venir.
Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito. Pues si por el pecado de un solo
hombre todos fueron castigados con la muerte, por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Espíritu de la Verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos.
Aleluya.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 26-33
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre del cielo; pero al que me niegue delante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor, y esperemos confiados su ayuda salvífica.
(Respondemos a cada petición: Señor, ten piedad.)
Por el santo Padre el Papa, por nuestros obispos y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al señor.
Señor, ten piedad.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad de nuestro trabajo, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Por los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Celebrante:
Señor Jesucristo, que has confiado a nuestras débiles fuerzas el anuncio profético de tu Palabra, escucha las oraciones de tu pueblo y sostennos con la fuerza de tu Espíritu; para que nunca nos avergoncemos de nuestra fe, confesemos con valentía tu nombre y merezcamos así que, el día de tu manifestación, te pongas de nuestra parte ante tu Padre del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, a fin de que purifiques nuestros
corazones y podamos
corresponder a tu amor con nuestro amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Nuestra salvación por el Hijo de Dios hecho hombre
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque manifestaste admirablemente tu poder no sólo al socorrer nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sin prever el remedio en la misma debilidad humana, y así de lo que fue causa de nuestra ruina hiciste el principio de nuestra salvación, por Cristo nuestro Señor. Por Él los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente"
Los ojos de todos los humanos te miran, Señor, llenos de esperanza, y Tú das a cada uno su alimento.
Oración después de la Comunión
Señor, todopoderoso, que nos has renovado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos que la participación en esta Eucaristía nos ayude a obtener la plenitud de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
DUODÉCIMO DOMINGO CICLO A
VIVIR SIN MIEDOS
- Valentía en la vida corriente.
- Nuestra fortaleza se fundamenta en la conciencia de nuestra filiación divina.
- Valentía y confianza en Dios en las grandes pruebas y en lo pequeño de la vida corriente.
I. Nos pide el Señor en el Evangelio de la Misa (1) que vivamos sin miedo, como hijos de Dios. En ocasiones nos encontramos con gentes angustiadas y atemorizadas por las dificultades de la vida, por acontecimientos adversos y por obstáculos que se agrandan cuando sólo se cuenta con las fuerzas humanas para salir adelante. Con frecuencia vemos también a cristianos que parecen atenazados por un miedo vergonzoso para hablar claro de Dios, para decir que no a la mentira, para mostrar, cuando sea necesario, su condición de fieles discípulos de Cristo; se teme al qué dirán, al comentario desfavorable, a ir contracorriente, a llamar la atención... Y, ¿cómo no va a llamar la atención un discípulo de Cristo en ambientes de costumbres paganizadas, en los que los valores económicos son a menudo los supremos valores? Jesús nos dice que no nos preocupemos demasiado por la calumnia y la murmuración, si éstas llegan. No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse. ¡Qué pena si más tarde se descubriera que tuvimos miedo de proclamar a los cuatro vientos la verdad que el Señor nos había confiado!: Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; y lo que escuchasteis al oído, pregonadlo desde los terrados. Si alguna vez callamos debe ser porque en ese momento lo oportuno es callar, por prudencia sobrenatural, por caridad; nunca por temor o por cobardía. No somos los cristianos amigos de la oscuridad y de los rincones, sino de la luz, de la claridad en la vida y en la palabra. Vivimos unos tiempos en los que se hace más necesario proclamar la verdad sin ambigüedades, porque la mentira y la confusión están perdiendo a muchas almas. La sana doctrina, las normas morales, la rectitud de conciencia en el ejercicio de la profesión o a la hora de vivir las exigencias del matrimonio, el sentido común... gozan algunas veces de menos prestigio, por absurdo que parezca, que una doctrina chocante y errada, a la que se califica de "valiente" o se la tiñe de un color de progreso...
No tengamos miedo a perder el brillo de un prestigio sólo aparente, o a sufrir la murmuración, y alguna vez la calumnia, por no ir con la corriente o la moda del momento. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del Cielo, nos dice el Señor. Y compensa con creces las incomprensiones que podamos sufrir al vivir con valentía y audacia santa en medio de un mundo que en muchas ocasiones se encuentra incapacitado para entender otros valores que no sean los puramente materiales.
Considero -dice San Pablo- que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros (2). "Por tanto -comenta San Cipriano-, ¿quién no va a esforzarse por lograr tan gran gloria, por hacerse amigo de Dios, por gozar enseguida con Cristo, por recibir los premios divinos tras los tormentos y suplicios de la tierra? Si es una gloria para los soldados de este mundo volver triunfantes a su patria después de abatir al enemigo, ¿cuánta mayor y plausible gloria será, una vez vencido el diablo, volver triunfantes al cielo (...); llevar allá los trofeos victoriosos (...); sentarse al lado de Dios cuando venga a juzgar, ser coheredero con Cristo, equipararse a los ángeles y disfrutar con los Patriarcas, con los Apóstoles y con los Profetas de la posesión del Reino de los Cielos?" (3).
II. Sin miedo a la vida y sin miedo a la muerte (4), con alegría en medio de dificultades, incluso graves, con obstáculos que exigirán esfuerzo y sacrificio, con enfermedades, serenos ante un futuro quizá incierto... Así nos pide el Señor que vivamos. Y esto será posible si consideramos muchas veces al día que somos hijos de Dios, y de modo particular cuando nos asalte la inquietud, la zozobra, la oscuridad. ¿Acaso no se vende un par de pajarillos por un as? Pues bien, ni uno solo de ellos caerá en tierra sin que lo permita vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. Por tanto, no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos.
El Señor declara el inmenso cariño que nos tiene y el gran valor que poseen para Él los hombres. San Jerónimo, comentando este pasaje del Evangelio de la Misa, escribe: "Si los pajarillos, que son de tan escaso precio, no dejan de estar bajo providencia y cuidado de Dios, ¿cómo vosotros, que por la naturaleza de vuestra alma sois eternos, podréis temer que no os mire con particular cuidado Aquel a quien respetáis como a vuestro Padre?" (5).
La filiación divina nos hace fuertes en medio de las flaquezas personales, de los obstáculos con los que tropezamos, de las dificultades de un ambiente frecuentemente alejado de Dios y que se opone, a veces con agresividad, a los ideales cristianos. Pero el Señor está conmigo, como soldado fuerte, nos hace llegar el profeta Jeremías en la Primera lectura de la Misa (6). Es el grito de esperanza y de seguridad del Profeta, cuando se encuentra solo, en medio de sus enemigos. Mi Padre Dios está conmigo como soldado fuerte, podemos repetir nosotros cuando veamos cerca el peligro y cerrado el horizonte. Dominus, illuminatio mea et salus mea, quem timebo? El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? (7).
Ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (8), proclamaba el Apóstol San Juan en medio de grandes dificultades que provenían del mundo pagano en el que los cristianos, como ciudadanos corrientes, ejercían los oficios y profesiones más variadas y realizaban un apostolado eficaz. Y del cimiento seguro de una fe inconmovible surge una moral de victoria que no es engreimiento ni ingenuidad, sino la firmeza alegre del cristiano que, a pesar de sus miserias y limitaciones personales, sabe que esa victoria la ha ganado Cristo con su Muerte en la Cruz y con su gloriosa Resurrección. Dios es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? A nadie y a nada, Señor. ¡Tú eres la seguridad de mis días!
III. Nos exhorta Jesús a no temer nada, excepto al pecado, que quita la amistad con Dios y conduce a la eterna condenación. Ante las dificultades debemos ser fuertes y valerosos, como corresponde a hijos de Dios: No tengáis miedo a los que matan el cuerpo -nos dice el Señor-, pero no pueden matar el alma; temed ante todo al que puede hacer perder alma y cuerpo en el infierno. El santo temor de Dios es un don del Espíritu Santo que facilita la lucha decidida contra el pecado, contra aquello que separe de Él, y nos mueve a huir de las ocasiones de pecar, a no fiarnos de nosotros mismos, a tener presente en todo momento que tenemos los "pies de barro", frágiles y quebradizos. Los males corporales, incluida la muerte, no son nada en comparación con los males del alma, el pecado.
Fuera del temor de perder a Dios -que es cuidado filial, precaución de no ofenderle-, nada debe inquietarnos. En determinados momentos de nuestro caminar podrán ser grandes las tribulaciones que padezcamos, y el Señor nos dará entonces las gracias necesarias para sobrellevarlas y crecer en la vida interior: Te basta mi gracia (9), nos dirá Jesús.
El que asistió a Pablo nos sacará adelante a nosotros. En esos momentos invocaremos al Señor con fe y con humildad. "¡Señor!, no te fíes de mí. Yo sí que me fío de Ti. Y al barruntar en nuestra alma el amor, la compasión, la ternura con que Cristo Jesús nos mira, porque Él no nos abandona, comprenderemos en toda su hondura las palabras del Apóstol: virtus ininfirmitate perficitur (2 Cor 12, 9): con fe en el Señor, a pesar de nuestras miserias -mejor, con nuestras miserias-, seremos fieles a nuestro Padre Dios; brillará el poder divino, sosteniéndonos en medio de nuestra flaqueza" (10).
De ordinario, sin embargo, será en lo pequeño donde manifestaremos la fortaleza y la valentía: al rechazar una invitación, con educación, pero con firmeza, para concurrir a un lugar o asistir a un espectáculo en el que un buen cristiano debe sentirse incómodo; a la hora de manifestar el acuerdo o desacuerdo ante la orientación que los profesores quieren dar a la educación de los hijos; a la hora de cortar esa conversación menos limpia, o en el momento de invitar a un amigo a unas clases de formación, o de provocar esa conversación que puede desembocar en el consejo delicado y oportuno que le acerque a la Confesión sacramental... Son con frecuencia las pequeñas cobardías las que frenan o impiden un apostolado de horizontes grandes. Son también las "pequeñas valentías" las que hacen eficaz una vida.
"A la hora del desprecio de la Cruz, la Virgen está allá, cerca de su Hijo, decidida a correr su misma suerte. -Perdamos el miedo a conducirnos como cristianos responsables, cuando no resulta cómodo en el ambiente donde nos desenvolvemos: Ella nos ayudará" (11).
(1) Mt 10, 26-33.- (2) Rom 8, 18.- (3) SAN CIPRIANO, Epístola a Fortunato, 13.- (4) Cfr. J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios, 132.- (5) SAN JERONIMO, Comentario al Evangelio según San Mateo, 10, 29-31.- (6) Cfr. Jer 20, 10-13.- (7) Sal 27, 1.- (8) 1 Jn 5, 4.- (9) 2 Cor, 12, 9.- (10) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios, 194.- (11) IDEM, Surco, n. 977.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Luis Gonzaga, patrono de la juventud cristiana
Año 1591
(Luis en alemán significa: batallador glorioso).
San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568.
Hijo del marqués de Gonzaga; de pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social. Siendo niño sin saber lo que decía, empezó a repetir palabras groseras que les había oído a los militares, hasta que su maestro lo corrigió. También un día por imprudencia juvenil hizo estallar un cañón con grave peligro de varios soldados. De estos dos pecados lloró y se arrepintió toda la vida.
La primera comunión se la dio San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán.
San Luis estuvo como edecán en palacios de altos gobernantes, pero nunca fijó sus ojos en el rostro de las mujeres. Y así se libró de muchas tentaciones.
Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para llegar a ser santo: 1º. Frecuente confesión y comunión. 2º. Mucha devoción a la Sma. Virgen. 3ro. Leer vidas de Santos.
Ante una imagen de la Sma. Virgen en Florencia hizo juramento de permanecer siempre puro. Eso se llama "Voto de castidad".
Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para la eternidad?" y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.
Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Sma. Virgen le decía: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.
Le pidió permiso al papá para hacerse religioso, pero él no lo dejó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. Después de varios meses le preguntó: "¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?", y el joven le respondió: "En eso pienso noche y día". Entonces el papá le permitió entrar de jesuita. (En un desfile de orgullosos jinetes en caballos elegantes, Luis desfiló montado en un burro y mirando hacia atrás. Lo silbaron pero con eso dominó su orgullo).
En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".
La mamá logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo.
San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".
Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. (A veces sentía remordimiento porque le parecía que deseaba demasiado irse al cielo). Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.
Apenas el hijo se hizo religioso su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo.
Santa Magdalena de Pazzi vio en un éxtasis o visión a San Luis en el cielo, y decía: "Yo nunca me había imaginado que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el paraíso".
Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. El era extraordinariamente amable y bien educado.
Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día murió. Ese viernes es la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
La oración que la Iglesia le dirige a Dios en la fiesta de este santo le dice: "Señor: ya que no pudimos imitar a San Luis en la inocencia, que por lo menos lo logremos imitar en la penitencia. Amén".
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Fuente: www.diocesismalaga.es
Lázaro, Santo Leproso, Junio 21
Lázaro, Santo
Este es un caso insólito, aunque no único; La fusión de un Lázaro sano y santo (que si existió) con otro Lázaro leproso y ficticio, pero soporte de un modelo de santidad evangélica, contado y aprobado por el mismísimo Jesús: He aquí el quid del tema de tal fusión.
Las fuentes verídicas para un resultado incorrecto, pero rico en consecuencias de arte, devoción y caridad muy valiosas." son los dos relatos evangélicos siguientes y bien conocidos de todos:
La resurrección, por Jesucristo, de su amigo Lázaro de Betania (Jn, XI,1-44 y XII,1-11) y la parábola del pobre ulceroso Lázaro y el rico Epulón (Lc, XVI,16-31). El amigo y hospedero de Jesús era sanote y por esto mismo, no venía a la medida para referencia directa con los de piel enferma y , por esto, segregados de la sociedad, pero era acogedor.
El de la parábola carece de cuerpo (es ficticio), pero sí que se le presenta llagado, también con el nom¬bre de Lázaro y etiquetado por Cristo (en la parábola) como ciudadano apto para el cielo o santo modélico, en especial para santos leprosos y asimilados.
La coincidencia del nombre y posesión de virtudes: caridad acogedora en el hombre de Betania y la humildad postulante en el modelo para padecidos, son genes estupendos para crear un tipo: en esta circunstancia. San Lázaro.
Ya que las dos fuentes evangélicas las tenemos todos a mano ¿para qué copiarlas aquí?
Pero, visto lo visto, parece conveniente, por el sentir devocional y artístico de los siglos, que no conviene una dicotomía y que debe seguir en los altares la imagen del Lázaro leproso, pero recordando que tan sólo es un personaje ficticio ceado por Jesús como referente de santidad.
Y, por otro lado, celebrar al Lázaro sano y acogedor u hospedero en las liturgias.
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Fuente: ServitasCadiz.com
Tomás de Orvieto, Beato Servita, Junio 21
Tomás de Orvieto, Beato
El beato Tomás nació en Orvieto, ciudad de Umbría, a fines del siglo XIII o principios del XIV.
Para alcanzar con mayor seguridad la patria celestial, en lo cual estaban concentrados todos sus pensamientos y anhelos, decidió consagrarse completamente a Dios en una familia religiosa y, por su acendrado afecto hacia la Virgen, pidió y que fue admitido en la Orden de los Siervos de santa María. En él resplandecieron con luz meridiana las virtudes típicas de los Siervos, consideradas como carisma de nuestra Orden: la humildad, la caridad fraternal, el espíritu de servicio, la misericordia. En efecto, - como se lee en los Anales de la Orden -; "con el objeto de dedicarse de una vez para siempre al servicio de la Virgen […] y de sus siervos", pidió ser agregado en el número de los frailes que la gente suele llamar "legos".
Durante muchos años pidió limosna de puerta en puerta y, ejerciendo este oficio, mostró suma afabilidad, paciencia y caridad- Sentía una entrañable compasión por los pobres, a quienes no sólo daba con alegría de lo que sobraba de la mesa de los frailes, sino también del sustento que le era necesario. Dios miró con agrado la sencillez con que el Beato desempeñaba su actividad y según el testimonio de antiguos escritores, manifestó su aprobación con diversos prodigios. Las imágenes del beato Tomás, algunas de ellas notables por sus antigüedad y valor artístico, lo representan cargado con la alforja y llevando una ramita de higuera en la mano o dando, en pleno invierno, unos a higos a una mujer embarazada deseoso de esos frutos. En tales imágenes los artistas han querido expresar la solicitud de este hombre de Dios para con todos los que pedían su ayuda, y su poder de intercesión ante Dios, del cual podía obtener milagros.
El humilde siervo de la Virgen murió en Orvieto, el año 1343, como se lee en la Crónica de fray Miguel Poccianti; su cuerpo recibió honrosa sepultura en la iglesia de los Siervos de esta misma ciudad. Por los milagros, cada vez más frecuentes, los habitantes de Orvieto muy pronto empezaron a tributarle una gran devoción y a celebrar su memoria. Este culto, popular e inmemorable, fue ratificado y confirmado por el papa Clemente XIII en el año 1768.
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Fuente: Vatican.va
José Isabel Flores Varela, Santo Mártir Mexicano, Junio 21
José Isabel Flores Varela, Santo
Nació en Santa María de la Paz, de la parroquia de San Juan Bautista del Teúl, Zac. (Arquidiócesis de Guadalajara), el 28 de noviembre de 1866. Capellán de Matatlán, de la parroquia de Zapotlanejo, Jal. (Arquidiócesis de Guadalajara).
Por 26 años derramó la caridad de su ministerio en esa capellanía, siendo para todos un padre bondadoso y abnegado que los edificó con su pobreza, su espíritu de sacrificio, su piedad y su sabiduría.
Un antiguo compañero, a quien el Padre Flores había protegido, lo denunció ante el cacique de Zapotlanejo y fue apresado el 18 de junio de 1927, cuando se encaminaba a una ranchería para celebrar la Eucaristía.
Fue encerrado en un lugar degradante, atado y maltratado; el cacique le hizo escuchar música al mismo tiempo que le ofrecía: "Oye, qué bonita música, si afirmas acatando las leyes, te dejo en libertad". Sin alterarse, el mártir le expresó: "Yo voy a oír una música mejor en el cielo". El Padre José Isabel cumplía la palabra expresada varias veces: "Antes morir que fallarle a Dios".
El 21 de junio de 1927 fue conducido, en la noche, al camposanto de Zapotlanejo. Intentaron ahorcarlo pero no pudieron. Ordenó el jefe que le dispararan, pero el soldado, que reconoció al sacerdote que lo había bautizado, se negó a hacerlo, entonces enfurecido el verdugo asesinó al soldado. Misteriosamente las armas no hicieron fuego contra el Padre Flores por lo que uno de aquellos asesinos sacó un gran cuchillo y degolló al valeroso mártir.
El Papa Juan Pablo II lo canonizó, junto a otros 24 mártires méxicanos el 21 de mayo de 2000.
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Rodolfo de Bourges, Santo Obispo, Junio 21
Rodolfo de Bourges, Santo
Obispo de Bourges
Etimológicamente significa "glorioso". Viene de la lengua alemana.
Este Obispo, que murió el 21 de junio del año 866, era hijo del conde de Cahors.
Tan buena educación le dieron los padres que no tuvieron la menor duda en dejar que fuese él quien eligiese el lugar, la vocación y la libre voluntad para vivir religiosamente.
Esta libertad se transgrede hoy por otros motivos que, por supuesto, no tienen que ver nada con la libertad del hijo a la hora de seguir su vocación. Hoy prima el dinero ante todo y sobre todo.
Rodolfo llegó a ser obispo de Bourges. El abad Bertrand de Solignac y otros benedictinos célebres lo habían preparado muy bien para ser monje y abad en varios monasterios.
Con este bagaje cultural religioso y un buen grado de santidad, aceptó gustoso el nombramiento de obispo de Bourges.
Durante su episcopado asistió a varios sínodos. El más importante, sin duda alguna, fue el Meaux en el 845.
Pero no solamente se preocupaba de estar al día en cosas o temas de la Iglesia, sino que también se dedicaba a la gente pobre, a fundar nuevos monasterios en su diócesis.
Quedan de sus escritos un Sumario de Instrucciones Pastorales dedicadas al clero.
Consta de 45 capítulos. Tenía un gran talento para la diplomacia. Tan acertadamente supo solucionar todos los problemas que se presentaron en su tiempo, que todo el mundo le llamaba cariñosamente "El Padre de la patria".
Una de sus grandes tareas pastorales fue la educación y la enseñanza centradas en la comunión diaria.
Murió hacia el año 866.
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Santa María Anna Cope
Maria Anna Cope (1838-1918), religiosa alemana de las Hermanas de la Tercera Orden Franciscana de Syracuse, Nueva York. Su nombre era Bárbara. Fue conocida como la madre Maria de Molokai. Nacida en Alemania, murió en Molokai, Hawai. Evangelizó a los leprosos de Molokai.
Nació en Heppenheim, Gran Ducado de Hesse, el 23 de enero de 1838. Su familia emigró a Estados Unidos y se nacionalizó. Se estableció en Utica, donde permaneció toda su vida. Estudió allí en una escuela católica. Después de trabajar en una fábrica doce años para ayudar a la familia, debido a la debilidad del padre, entró en las Hermanas de la Tercera Orden Regular Franciscana, con sede en Syracuce, al norte de Nueva York. Profesa en 1860, elegida superiora general en 1873, ese mismo año fue llamada a Honolulu por el rey de Hawai para cuidar del gran número de leprosos. En 1888, se trasladó a la isla de Molokai, donde estaba el asilo para leprosos de Kaulapapa, para asistir san Damián de Veuster, SS.CC, en sus últimos meses de vida, contagiado por la enfermedad, y para seguir con su la obra de cuidar y curar a los leprosos.
En 1885, recibió la condecoración de Dama Compañera de la Real Orden de Kapiʻolani por sus servicios, de manos del rey Kalākaua.
Apoyó la construcción de la iglesia de Santa Filomena y del colegio católico de San Francisco de Asís. Fundó una lavandería para las leprosas y un coro para las iglesias. Exigió, a gritos, comida y medicamentos para los leprosos. Tras la muerte de Veuster en 1889, Cope fue llamada a Honolulu para que regresara a Syracuse pero ella se negó y decidió establecer su residencia en Kaulapapa, donde murió el 9 de agosto de 1918.
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Inocencio de Mérida, Santo Obispo, Junio 21
Inocencio de Mérida, Santo
Obispo
Su vida hizo honor a su nombre.
Parece ser que su candidez y humildad jalonaron su ministerio en Mérida, capital de la provincia Lusitana, en el tiempo de la España visigoda.
Se cuenta de él que su santidad y penitencia las ponía al servicio para impetrar las lluvias, tan deseadas en los tiempos de sequía, presidiendo rogativas, que siempre eran escuchadas por el Omnipotente.
Cuando lo eligieron para ser consagrado obispo, era, según se nos dice, el último en el orden de los diáconos. Y lo consagraron para servir a la diócesis emeritense como sucesor del gran obispo visigodo Masona que abrió la "Edad de Oro" del episcopado de Mérida. "Después de él fue elegido un virtuoso varón, de suma santidad y llaneza, llamado Inocencio, cuya condición la expresa bien su propio nombre. Inocente, en verdad, y cándido; que a nadie juzgó, a nadie condenó, a nadie enjuició; y vivió humilde y piadoso todos los días de su vida"
Asistió al Concilio de Toledo del año 610 que preside San Leandro de Sevilla en tiempos de Gundemaro.
Debió estar pocos años al frente de su sede.
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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