J†A
JMJ
Pax
Su deseo de paz se cumplirá
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo designó el Señor a otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde él pensaba ir. Y les decía:
"La cosecha es abundante y los trabajadores pocos; rueguen, por tanto, al dueño que envíe trabajadores a su cosecha. ¡Pónganse en camino! Miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni morral, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, su paz recaerá sobre ellos; si no, regresará a ustedes. Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario.
No anden de casa en casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les den, curen a los enfermos que haya, y díganles: "Está llegando a ustedes el Reino de Dios". Pero si entran en un pueblo y no los reciben bien, salgan a la plaza y digan: "Hasta el polvo de su pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre ustedes en señal de protesta. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca".
Les digo que el día del juicio será más tolerable para Sodoma que para ese pueblo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
jue 26a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos y la tierra; escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Yo sé que mi defensor vive
Lectura del libro de Job 19, 21-27
Job tomó la palabra y dijo:
"¡Tengan compasión de mí, amigos míos, que me ha herido la mano del Señor! ¿Por qué me persiguen como Dios y no se cansan de atormentarme? ¡Ojalá mis palabras se escribieran, ojalá se grabaran en bronce! ¡Ojalá con punzón de hierro y plomo se escribieran en la roca para siempre!
Yo sé que mi defensor está vivo y que al final se levantará sobre el polvo; y cuando mi piel recubra estas llagas, en mi propia carne veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro; mis propios ojos lo contemplarán; entonces reposará mi espíritu".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 26, 7-8a.8b-9abc.13-14
No me abandones, Dios mío.
Escucha, Señor mi clamor; ten piedad de mí, atiéndeme. Me dice el corazón; "Busca su rostro".
No me abandones, Dios mío.
Sí tu rostro, Señor, es lo que busco; no me ocultes tu rostro, no rechaces irritado a tu siervo; tú eres mi auxilio, no me desampares.
No me abandones, Dios mío.
Espero gozar los bienes del Señor en la tierra de los vivos. Espera en el Señor, sé fuerte, ten ánimo, espera en el Señor.
No me abandones, Dios mío.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio. Aleluya.
+ Evangelio
Su deseo de paz se cumplirá
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo designó el Señor a otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde él pensaba ir. Y les decía:
"La cosecha es abundante y los trabajadores pocos; rueguen, por tanto, al dueño que envíe trabajadores a su cosecha. ¡Pónganse en camino! Miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni morral, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, su paz recaerá sobre ellos; si no, regresará a ustedes. Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario.
No anden de casa en casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les den, curen a los enfermos que haya, y díganles: "Está llegando a ustedes el Reino de Dios". Pero si entran en un pueblo y no los reciben bien, salgan a la plaza y digan: "Hasta el polvo de su pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre ustedes en señal de protesta. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca".
Les digo que el día del juicio será más tolerable para Sodoma que para ese pueblo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso, con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos diciendo:
Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad para que, alimentados del mismo pan del cielo, permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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jue 26a. Ordinario año Par (2)
-Misa del Día de petición y acción de gracias (2)-
Antífona de Entrada
Cantemos y alabemos para nuestro Dios; démosle gracias por todos sus beneficios en nombre de Jesucristo nuestro Señor.
Oración Colecta
Oremos:
Señor Dios, Padre lleno de amor, que diste a nuestros padres de Israel una tierra buena y fértil, para que en ella encontraran descanso y bienestar, y con el mismo amor nos das a nosotros fuerza para dominar la creación al darte gracias por todas tus maravillas; te pedimos que tu luz nos haga descubrir siempre que has sido tú, y no nuestro poder, quien nos ha dado fuerza para crear las riquezas de la tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
La tierra, don del Señor
Lectura, del libro del Deuteronomio 8, 7-18
En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y dijo:
"Cuando el Señor tu Dios te introduzca en la tierra buena: tierra de torrentes, de fuentes, de aguas profundas que brotan en las montañas y las llanuras; tierra que produce trigo y cebada, viñas, higueras y granados, tierra de olivos y miel, tierra que te dará el alimento en abundancia y no carecerás de nada; tierra que lleva hierro en sus rocas, y de cuyas montañas extraerás cobre; entonces comerás hasta saciarte, y bendecirás al Señor tu Dios por la tierra buena que te ha dado.
Pero no te olvides del Señor tu Dios, siendo infiel a los preceptos, mandatos y decretos que yo te ordeno hoy. No sea que, cuando hayas comido y te hayas saciado, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críes tus reses y ovejas, aumentes tu plata y tu oro, y abundes en todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor tu Dios. Fue él quien te sacó de Egipto, de la esclavitud; quien te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes venenosas y alacranes, tierra sedienta y sin agua; fue él quien hizo brotar para ti agua de la roca maciza; quien te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus antepasados, para afligirte y probarte, y para hacerte feliz al final.
Y no digas: con mis propias fuerzas he conseguido todo esto. Acuérdate del Señor tu Dios: que es él quien te da la fuerza para adquirir estas riquezas, cumpliendo así la promesa que hizo a tus antepasados, como lo hace hoy".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
1 Cr 29, 10.11abc.11d-12a.12bcd
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder.
Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder.
Tú eres rey y soberano de todo, de ti viene la riqueza y la gloria.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder.
Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la fuerza; tú engrandeces y confortas a todos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder.
Reconcíliense con Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 17- 21
Hermanos: El que es de Cristo es una criatura nueva: lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el servicio de la reconciliación. Porque era Dios el que reconciliaba consigo al mundo en Cristo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como embajadores de Cristo, y es como si Dios mismo los exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo les suplicamos que se reconcilien con Dios. A quien no cometió pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que, gracias a él, recibamos la salvación de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Está cerca el Reino de Dios: convirtámonos y creamos la Buena Noticia.
Aleluya.
Evangelio
Quien pide, recibe
† Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-11
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de ustedes le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza en acción de gracias por los dones que nos has concedido; ayúdanos a reconocer que es regalo tuyo lo que hemos recibido sin merecerlo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Nuestra misma acción de gracias es un don de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación, por Cristo, Señor nuestro.
A quién alaban los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Coronarás el año con tus bienes, Señor, y serás la esperanza de toda la tierra.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has reunido en torno a esta mesa donde construyes tu familia en la unidad y el amor, danos tu fuerza para que, con nuestro esfuerzo, cooperemos a la construcción de la ciudad terrena y trabajemos sin cesar por la llegada de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 1/10 Santa Teresa del Niño Jesús (virgen, blanco)
Antífona de Entrada
El Señor fijó su mirada en ella, la instruyó y la cuidó como a las niñas de sus ojos.
Oración Colecta
Oremos:
Dios y Padre nuestro, que tienes abiertas las puertas de tu Reino para los humildes y sencillos de corazón, ayúdanos a llegar a ti, a ejemplo de santa Teresa del Niño Jesús, por el camino de la fidelidad en las cosas pequeñas y el cumplimiento de los deberes diarios.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Yo haré correr la paz sobre ella como un río
Lectura del libro del profeta Isaías 66, 10-14
A légrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria. Porque dice el Señor:
"Yo haré correr la paz sobre ella como un río y la gloria de las naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. En Jerusalén serán ustedes consolados".
Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado. Y los siervos del Señor conocerán su poder.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 130
Dame, Señor, la paz junto a ti.
Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos, soberbios; grandezas que superan mis alcances ni de lejos pretendo.
Dame, Señor, la paz junto a ti.
Estoy, Señor, por lo contrario, tranquilo y en silencio, como niño recién alimentado, en los brazos maternos.
Dame, Señor, la paz junto a ti.
Que igual en el Señor esperen, los hijos de Israel, ahora y siempre.
Dame, Señor, la paz junto a ti.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.
Evangelio
Si no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5
Gloria a ti, Señor.
En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
"¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?"
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo:
"Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio de alabanza que vamos a ofrecerte en esta festividad de santa Teresa del Niño Jesús, y concédenos que también nuestra vida sea agradable a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera,
para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
A menos que cambien y se hagan tan sencillos como niños, no entrarán al Reino de los cielos, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que esta sagrada comunión encienda en nosotros aquel amor que inspiró a santa Teresa del Niño Jesús el deseo de ofrecerte su vida por la salvación de todos los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
26ª semana. Jueves
LA MIES ES MUCHA
— Urgencia de nuevos apóstoles para reevangelizar el mundo.
— La caridad, fundamento del apostolado.
— La alegría que ha de acompañar al mensaje de Cristo.
I. Entre los que seguían a Jesús había un numeroso grupo de discípulos1. Entre ellos se contaban quienes acompañaron a Jesús desde el bautismo de Juan hasta la Ascensión: de algunos nos dan noticias los Hechos de los Apóstoles, como José, llamado Barsabas, y Matías2; también estarían en este grupo Cleofás y su compañero, a quienes Cristo resucitado se les apareció en el camino de Emaús3. Sin pertenecer al círculo de los Doce, estos discípulos llegaron a formar una categoría especial entre los oyentes y amigos de Jesús, siempre dispuestos para lo que el Maestro los necesitase4. Con toda seguridad formaron el núcleo de la primitiva Iglesia después de Pentecostés. En el Evangelio de la Misa5 leemos que, de estos que le seguían con plena disponibilidad, Jesús designó a setenta y dos para que fueran delante de Él, preparando las almas para la llegada de Cristo. Y les dijo: La mies es mucha y los obreros pocos.
Hoy, también, el campo apostólico es inmenso: países de tradición cristiana que es necesario evangelizar de nuevo, naciones que han sufrido durante tantos años la persecución a causa de la fe y que necesitan nuestra ayuda, los nuevos pueblos sedientos de doctrina... Basta echar una mirada a nuestro alrededor –al lugar de trabajo, a la Universidad, a los medios de comunicación...– para darnos cuenta de todo lo que falta por hacer. La mies es mucha... "Enteros países y naciones, en los que en un tiempo la religión y la vida cristiana fueron florecientes y capaces de dar origen a comunidades de fe viva y operativa, están ahora sometidos a dura prueba e incluso alguna que otra vez son radicalmente transformados por el continuo difundirse del indiferentismo, del secularismo y del ateísmo. Se trata, en concreto, de países y naciones del llamado Primer Mundo, en el que el bienestar económico y el consumismo –si bien entremezclado con espantosas situaciones de pobreza y miseria– inspiran y sostienen una existencia vivida "como si no hubiera Dios". Ahora bien, el indiferentismo religioso y la total irrelevancia práctica de Dios para resolver los problemas, incluso graves, de la vida, no son menos preocupantes y desoladores que el ateísmo declarado. Y también la fe cristiana –aunque sobrevive en algunas manifestaciones tradicionales y ceremoniales– tiende a ser arrancada de cuajo de los momentos más significativos de la existencia humana, como son los momentos del nacer, del sufrir y del morir. De ahí proviene el afianzarse de interrogantes y de grandes enigmas, que, al quedar sin respuesta, exponen al hombre contemporáneo a inconsolables decepciones, o a la tentación de suprimir la misma vida humana que plantea esos problemas"6. Ahora es tiempo de esparcir la semilla divina y también de cosechar. Hay lugares en los que no se puede sembrar por falta de operarios, y mieses que se pierden porque no hay quien las recoja. De ahí la urgencia de nuevos apóstoles. La mies es mucha; los obreros, pocos.
En los primeros tiempos del Cristianismo, en un mundo con una situación parecida a la nuestra –con abundancia de recursos materiales pero espiritualmente menesteroso–, la naciente Iglesia tuvo el necesario vigor, no solo para protegerse de ser paganizada desde fuera, sino para transformar, desde dentro, una civilización tan alejada de Dios. No parece que el mundo de hace dos mil años estuviera mejor o peor preparado que el nuestro para ser evangelizado. A primera vista podía presentarse cerrado al mensaje de Cristo, como el de ahora; pero aquellos primeros cristianos, apóstoles todos, con las mismas armas que nosotros, el espíritu de Jesús, supieron transformarlo. ¿No vamos a poder nosotros cambiar el mundo que nos rodea: la familia, los amigos, los compañeros de trabajo...?
El mundo actual quizá esté necesitado de muchas cosas, pero ninguna otra le es precisa con más urgencia que la de apóstoles santos, alegres, convencidos, fieles a la doctrina de la Iglesia, que con sencillez den a conocer que Cristo vive. Es el mismo Señor quien nos indica el camino para conseguir nuevos operarios que trabajen en su viña: Rogad, pues, al Señor de las mies que envíe operarios a su mies. Rogad..., nos dice. "La oración es el medio más eficaz de proselitismo"7. Nuestro afán apostólico ha de traducirse, en primer lugar, en una petición continuada, confiada y humilde de nuevos apóstoles. La oración ha de ir siempre por delante.
"Desgarra el corazón aquel clamor –¡siempre actual!– del Hijo de Dios, que se lamenta porque la mies es mucha y los obreros son pocos.
"—Ese grito ha salido de la boca de Cristo, para que también lo oigas tú: ¿cómo le has respondido hasta ahora?, ¿rezas, al menos a diario, por esa intención?"8.
II. La mies es mucha... "Para la mies abundante –comenta San Gregorio Magno– son pocos los obreros – cosa que no podemos decir sin gran tristeza–; porque si bien no faltan los que oyen las cosas buenas, faltan sin embargo quienes las difundan"9. El Señor quiere servirse ahora de nosotros, como lo hizo en aquella ocasión con quienes le acompañaban y después con todos aquellos que le han querido seguir de cerca,
El Maestro, antes de enviar a los suyos al mundo entero, les hizo vivir como amigos en su intimidad, les dio a conocer al Padre, les reveló su amor y, sobre todo, se lo comunicó. Como el Padre me amó, Yo también os he amado a vosotros10; os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. Y añadió, a modo de conclusión: os he destinado para que vayáis y deis fruto11. Con esta caridad hemos de ir a todos los lugares, pues el apostolado consiste sobre todo en "manifestar y comunicar la caridad de Dios a todos los hombres y pueblos"12, esa caridad con la que nos ama el Señor y con la que quiere que amemos a todos. El cristiano será apóstol en la medida en que sea amigo de Dios y viva esa amistad con quien se encuentra cada día en su camino. En un mundo en el que la desconfianza y la agresividad parecen ir ganando terreno, nuestra primera preocupación ha de ser la de vivir con esmero la caridad en todas sus manifestaciones. Cuando quienes nos tratan –por muy alejados que se encuentren de Dios– vean que nos fiamos de ellos, que estamos dispuestos a prestar una ayuda, a sacrificarnos por el bien de personas que incluso no conocemos, que no guardamos rencor, que no somos negativos ni hablamos nunca mal de nadie, que siempre nos encontrarán dispuestos a colaborar..., pensarán que los cristianos somos muy diferentes, porque seguimos a Alguien, a Cristo, muy particular. No quiere decir esto que nunca tengamos diferencias con los demás, sino que las manifestamos sin aire de agravio, sin poner en duda la buena fe de las personas, sin atacar, aunque estemos muy lejos de sus ideas. Cuando nadie queda excluido de nuestro trato y de nuestra ayuda, entonces estamos dando testimonio de Cristo.
III. Junto a la caridad, hemos de manifestar al mundo nuestra alegría. Aquella que el Señor nos prometió en la Última Cena13, la que nace del olvido de nuestros problemas y de la intimidad con Dios. La alegría es esencial en el apostolado, pues ¿quién puede sentirse atraído por una persona triste, negativa, que se queja continuamente? Si la doctrina del Señor se propagó como un incendio en los primeros siglos fue, en buena parte, porque los cristianos se mostraban con la seguridad y la alegría de ser portadores de la Buena Nueva: eran los mensajeros gozosos de Aquel que había traído la salvación al mundo, Ciertamente constituían un pueblo feliz en medio de un mundo triste, y su alegría transmitía su fe en Cristo, era portadora de la verdad que llevaban en el corazón y de la que hablaban en el hogar, en la intimidad de la amistad..., en todo momento, porque era la razón de su vida.
La alegría del cristiano tiene un fundamento bien firme, el sentido de su filiación divina, el saberse hijos de Dios en cualquier circunstancia. "Como sugiere Chesterton, es alegría no porque el mundo pueda colmar todas nuestras aspiraciones, sino al revés. No estamos donde hemos de permanecer: estamos en camino. Habíamos perdido la senda y Alguien ha venido a buscarnos y nos lleva de vuelta al hogar paterno. Es alegría no porque todo lo que nos sucede esté bien –no es así–, sino porque Alguien sabe aprovecharlo para nuestro bien. La alegría cristiana es consecuencia de saber enfrentarse con el único hecho auténticamente triste de la vida, que es el pecado: y de saber contrarrestarlo con un hecho gozoso aun más real y más fuerte que el pecado: el amor y la misericordia de Dios"14,
Hemos de preguntarnos si realmente reflejamos en nuestra vida ordinaria tantos motivos como tenemos para estar alegres: el gozo de la filiación divina, del arrepentimiento y el perdón, de sentirnos en camino hacia una felicidad sin fin..., ¡la inmensa alegría de poder comulgar con tanta frecuencia! "El primer paso para acercar a otros a los caminos de Cristo es que te vean contento, feliz, seguro en tu andar hacia Dios"15.
Y, junto a la alegría y la caridad de Cristo, hemos de saber expresar la posesión de la única verdad que puede salvar a los hombres y hacerlos felices. "Solo los cristianos convencidos tienen la posibilidad de convencer a los demás. Los cristianos convencidos a medias no convencerán a nadie"16.
1 Cfr. Mc 2, 15. — 2 Cfr. Hech 1, 21-26. — 3 Cfr. Lc 24, 13-35. — 4 Cfr. P. R. Bernard, El misterio de Jesús, J. Flors, Barcelona 1965, vol. I, pp. 88 ss. — 5 Lc 10, 1-12. — 6 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Christifideles laici, 30-XII-1988. 34. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 800. — 8 ídem, Forja. n, 906. — 9 San Gregorio Magno, Homilías sobre los Evangelios, 17, 3. — 10 Jn 15, 9. — 11 Jn 15, 16. — 12 Conc. Vat. II, Decr. Ad gentes, 10. — 13 Cfr. Jn 16, 22. — 14 C. Burke, Autoridad y libertad en la Iglesia, p. 223. — 15 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 858. — 16 C. Burke, o. c., p. 219.
† Santoral
Teresa del Niño Jesús, Santa | |||
Sencillez y perfección en las cosas pequeñas, 1 de octubre | |||
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Luis Maria Monti, Beato | |||
Religioso laico, fundador, 1 Octubre | |||
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Ángelo de Sansepolcro, Beato | |||
Ermitaño, 1 de octubre | |||
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Romanos el melódico | |||
Poeta litúrgico, 1 de octubre | |||
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Autor: Vaticano | Fuente: Vatican.va | |||
Religiosa, fundadora de las Siervas de Jesús de la Caridad, 1 de octubre | |||
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Mártires de Londres de 1588 | |
Beatos, mártires en Inglaterra, 1 Octubre | |
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Ana Wang, Santa | |
Mártir, 1 de octubre | |
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