lunes, 27 de mayo de 2019

[ † ] Lunes por las almas del Purgatorio. 27/05/2019. San Agustín de Canterbury ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

El Espíritu de verdad dará testimonio de mí

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 26-27; 16, 1-4

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la verdad que yo les enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Ustedes mismos serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio.
Les he dicho todo esto, para que no pierdan la fe en la prueba. Porque los expulsarán de la sinagoga; más aún, llegará un momento en el que les quiten la vida pensando que así dan culto a Dios. Y actuarán así, porque no conocen al Padre ni me conocen a mí. Les digo esto de antemano, para que, cuando llegue la hora, recuerden que ya estaba anunciado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

lun 6a. Sem Pascua

Antífona de Entrada

Cristo, una vez resucitado, ya no puede morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Aleluya.

 

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Dios misericordioso, que la celebración del santo tiempo de la Pascua produzca siempre frutos
abundantes en toda nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

El Señor tocó el corazón de Lidia para que aceptara el mensaje de Pablo

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 16, 11-15

Por aquellos días, nos embarcamos en Tróade y fuimos directos a Samotracia. Al día siguiente fuimos a Neápolis, y de allí a Filipos, ciudad importante del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí permanecimos
algunos días.
El sábado salimos fuera de la ciudad y fuimos junto al río, donde pensábamos que se reunían para orar. Nos sentamos y estuvimos hablando con las mujeres que se habían reunido. Entre ellas había una llamada Lidia, que procedía de Tiátira y se dedicaba al comercio de telas. Lidia adoraba al verdadero Dios, y el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. Después de haberse bautizado con toda su familia, nos suplicó:
"Si consideran que mi fe en el Señor es sincera, entren y quédense en mi casa".
Y nos obligó a ir.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Sal 149, 1-2.3-4.5-6a y 9b

El Señor es amigo de su pueblo.

Canten al Señor un canto nuevo: alábenlo en la asamblea de los fieles, celebre Israel a su Creador, festejen los hijos de Sión a su Rey.
El Señor es amigo de su pueblo.

Que alaben su nombre con danzas, que toquen para él la pandereta y el arpa; porque el Señor aprecia a su pueblo y concede a los débiles la victoria.
El Señor es amigo de su pueblo.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vivas a Dios en la boca.
El Señor es amigo de su pueblo.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Espíritu de verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos.
Aleluya.

Evangelio

El Espíritu de verdad dará testimonio de mí

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 26-27; 16, 1-4

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la verdad que yo les enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Ustedes mismos serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio.
Les he dicho todo esto, para que no pierdan la fe en la prueba. Porque los expulsarán de la sinagoga; más aún, llegará un momento en el que les quiten la vida pensando que así dan culto a Dios. Y actuarán así, porque no conocen al Padre ni me conocen a mí. Les digo esto de antemano, para que, cuando llegue la hora, recuerden que ya estaba anunciado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, las ofrendas da tu iglesia exultante de alegría, y pues en la resurrección de tu hijo nos diste motivo de tanto gozo, concédenos participar también de la alegría eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Cristo vive siempre e intercede por nosotros

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado.
Porque continuamente se ofrece por nosotros e intercede por todos ante ti el que, inmolado en la cruz, venció a la muerte y, una vez muerto, vive para siempre.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: "La paz sea con ustedes". Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Mira, Señor, con bondad a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 27/05 San Agustín de Cantorbery (obispo, blanco)

Antífona de Entrada

Estos son los hombres santos amigos de Dios, insignes predicadores del Evangelio.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor Dios, que por la predicación de tu obispo san Agustín de Cantorbery llevaste a los pueblos de Inglaterra la luz del Evangelio; concédenos que el fruto de su trabajo apostólico perdure en tu Iglesia con perenne fecundidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Hubiéramos querido entregarles no solamente el Evangelio, sino también nuestra propia vida

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 2-8

Hermanos: Apoyados en nuestro Dios, tuvimos el valor de predicarles su Evangelio en medio de una fuerte oposición.
Es que nuestra predicación no nace del error ni de intereses mezquinos ni del deseo de engañarlos, sino que predicamos el Evangelio de acuerdo con el encargo que Dios, considerándonos aptos, nos ha hecho, y no para agradar a los hombres, sino a Dios que es el que conoce nuestros corazones.
Nunca nos hemos presentado, bien lo saben ustedes y Dios es testigo de ello, con palabras aduladoras ni con disimulada codicia, ni hemos buscado las alabanzas de ustedes ni las de nadie. Aunque hubiéramos podido imponerles nuestra autoridad, como apóstoles de Cristo,
sin embargo los tratamos con la misma ternura con la que una madre estrecha en su regazo a sus pequeños. Tan grande es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido entregarles no solamente el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida, porque han llegado ustedes a sernos sumamente queridos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 95

Cantemos la grandeza del Señor.

Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza del Señor.

Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza del Señor.

Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
Cantemos la grandeza del Señor.

"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
Cantemos la grandeza del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
Aleluya.

Evangelio

La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos

† Lectura del Santo Evangelio según san Mateo 9, 35-38

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
"La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Mira, Señor todopoderoso, el sacrificio que vamos a ofrecerte en honor de san Agustín de Cantorbery y a cuantos celebramos los misterios de la pasión de tu Hijo, concédenos imitarlo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Agustín de Cantorbery, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Yo mismo apacentaré mis ovejas, dice el Señor; yo les buscaré un lugar para su descanso.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Por la gracia de este sacramento, confirma, Señor, a tus hijos en la verdad de la fe, para que den testimonio de ella con las palabras y las obras, a ejemplo de san Agustín de Cantorbery que consagró su vida a propagarla.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

 

Pascua. 6ª semana. Lunes

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO

— Las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo.

— Los siete dones. Su influencia en la vida cristiana.

— Decenario al Espíritu Santo.

I. Vivimos rodeados de regalos de Dios. Todo lo bueno que tenemos, las cualidades del alma y del cuerpo..., todo son dones del Señor para que nos ayuden a ser felices en esta vida y alcancemos con ellos el Cielo. Pero fue sobre todo en el momento de nuestro Bautismo cuando nuestro Padre Dios nos llenó de bienes incontables. Borró la mancha del pecado original en nuestra alma. Nos enriqueció con la gracia santificante, por la que nos hacía partícipes de su misma vida divina y nos constituía en hijos suyos. Nos hizo miembros de su Iglesia.

Junto con la gracia, Dios adornó nuestra alma con las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo. Las virtudes nos dan el poder, la capacidad de actuar de una manera sobrenatural, de juzgar el mundo y los acontecimientos desde un punto de vista más alto, desde la fe, y de portarnos como verdaderos hijos de Dios. Nos dan la posibilidad de conocer íntimamente a Dios, de amarle como Él se ama, y de realizar obras meritorias para la vida eterna. Bajo el influjo de estas virtudes nuestro trabajo, aunque humanamente parezca de escaso relieve, se convierte en un tesoro de méritos para el Cielo.

Las virtudes sobrenaturales nos dan la capacidad, de manera semejante a como las piernas nos permiten caminar y los ojos contemplar el mundo que nos rodea. Con todo, no basta tener piernas para emprender un viaje, ni ojos para contemplar un cuadro. Es necesaria la cooperación de nuestra libertad, nuestro querer y nuestro esfuerzo para ponernos en camino en el caso del viaje, y poner la atención necesaria para captar la belleza de un cuadro.

Los dones del Espíritu Santo son un nuevo regalo que Dios otorga al alma para que pueda realizar de modo más perfecto y como sin esfuerzo las obras buenas en las que se manifiesta el amor a Dios, la santidad1: presencia de Dios, caridad, ofrecimiento del trabajo, pequeñas mortificaciones a lo largo del día.

El alma es investida "de un aumento de fuerza, se hace apta para obedecer con mayor facilidad y prontitud a la llamada y a los impulsos del Espíritu. Es tanta la eficacia de estos dones, que conducen al hombre a las más altas cimas de la santidad, y tanta su excelencia, que perseveran intactos, aunque más perfectos, en el reino celestial. Merced a ellos, el Espíritu Santo nos mueve a desear y nos empuja a conseguir las bienaventuranzas evangélicas, que son como flores abiertas en la primavera, como indicio y presagio de la eterna bienaventuranza"2.

Los dones del Espíritu Santo van conformando nuestra vida según las maneras y modos propios de un hijo de Dios, nos dan una finura y sensibilidad mayor para oír y poner en práctica las mociones e inspiraciones del Paráclito, que así va gobernando con prontitud y facilidad nuestra vida, que entonces se guía por el querer de Dios, y no por nuestros gustos y caprichos.

Hoy le pedimos al Espíritu Santo que doblegue en nosotros lo que es rígido, particularmente la rigidez de la soberbia; que caliente en nosotros lo que es frío, la tibieza en el trato con Dios; que enderece lo extraviado3, porque son muchos los apegamientos terrenos, el peso de los pecados pasados, la flaqueza de la voluntad, la ignorancia de lo que en tantas ocasiones sería más grato a Dios... De aquí provienen los fracasos y debilidades, los cansancios y derrotas. Por eso, le pedimos en nuestra oración que arranque de nuestra alma "el peso muerto, resto de todas las impurezas, que le hace pegarse al suelo (...); para que suba hasta la Majestad de Dios, a fundirse en la llamarada viva de Amor, que es Él"4.

II. Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí5. El Evangelio de la Misa recoge este nuevo anuncio del Señor, y la liturgia de la Iglesia nos invita de muchas maneras a preparar nuestras almas a la acción del Espíritu Santo.

La lucha decidida contra todo pecado venial deliberado nos dispone para recibir la luz y la protección del Paráclito a través de sus dones. La claridad que recibimos en la inteligencia nos hace conocer y comprender las cosas divinas; la ayuda que alcanza nuestra voluntad nos permite aprovechar con eficacia las oportunidades de realizar el bien que se nos presentan cada día y rechazar las tentaciones de todo aquello que nos alejaría de Dios.

El don de inteligencia nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe; el don de ciencia nos lleva a juzgar con rectitud de las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él; el don de sabiduría nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas y en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones; el don de consejo nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás; el don de piedad nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre; el don de fortaleza nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios; el don de temor nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo6, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir.

En estos días en que nos preparamos para celebrar el envío solemne del Espíritu Santo sobre la Iglesia, representada por los Apóstoles reunidos en el Cenáculo, junto a Santa María, Madre de Dios, pedimos insistentemente que seamos dóciles a la acción del Paráclito en nuestra alma y que no cese su acción y sus inspiraciones sobre los hombres de esta época nuestra, "particularmente sedienta del Espíritu Santo"7 y tan necesitada de su protección y de su ayuda. Le decimos:

Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz.

Ven, padre de los pobres; ven dador de las gracias; ven, lumbre de los corazones (...). Concede a tus fieles, que en Ti confían, tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo8.

III. Para aumentar la devoción al Espíritu Santo, empecemos por practicar las virtudes humanas y cristianas, en el trabajo y en la convivencia diaria. Si el cristiano "lucha por adquirir estas virtudes, su alma se dispone a recibir eficazmente la gracia del Espíritu Santo (...). La Tercera Persona de la Trinidad Beatísima –dulce huésped del alma (Secuencia Veni, Sancte Spiritus)– regala sus dones: don de sabiduría, de entendimiento, de consejo, de fortaleza, de ciencia, de piedad, de temor de Dios (Cfr. Is 11, 2)"9.

El Espíritu Santo desea –como nunca podremos nosotros llegar a quererlo– darnos sus dones en tal abundancia que formen un río impetuoso en nuestra vida sobrenatural y que produzcan en nosotros sus admirables frutos. Solo espera que quitemos los posibles obstáculos de nuestra alma, que le pidamos a Él mismo más deseos de purificación, que le digamos desde lo más hondo: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu Amor. No desea otra cosa que llenarnos de su gracia y de sus dones. Si vosotros –decía el Señor–, siendo malos, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le piden?10.

A lo largo de estos días en los que preparamos la fiesta de Pentecostés debemos rogar con humildad al Padre de las luces11 que envíe a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual nos hace exclamar: Abba! ¡Padre!12. Debemos pedir a Cristo que, desde el seno del Padre, mande al que es Consolador óptimo, dulce Huésped del alma, dulce refrigerio13.

En el Decenario que comenzaremos después de la solemnidad de la Ascensión, queremos disponernos para ser más dóciles a las gracias que continuamente nos otorga el Paráclito. Pidámosle cada uno de sus dones para ser buenos instrumentos suyos en la familia, en nuestras ocupaciones, en la sociedad. "Camino seguro de humildad es meditar cómo, aun careciendo de talento, de renombre y de fortuna, podemos ser instrumentos eficaces, si acudimos al Espíritu Santo para que nos dispense sus dones.

"Los Apóstoles, a pesar de haber sido instruidos por Jesús durante tres años, huyeron despavoridos ante los enemigos de Cristo. Sin embargo, después de Pentecostés, se dejaron azotar y encarcelar, y acabaron dando la vida en testimonio de su fe"14.

Nuestra fidelidad a las inspiraciones y gracias que recibimos del Espíritu Santo se concretará, en muchas ocasiones, a la docilidad en la dirección espiritual, con un esfuerzo diario para sacar adelante las metas y sugerencias que nos señalan.

Acercarse a la Virgen, Esposa de Dios Espíritu Santo, es un modo seguro de disponer nuestra alma a los nuevos dones que el Paráclito quiera darnos.

1 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 1-2, q. 68, a. 1. — 2 León XIII, Enc. Divinum illud munus, 9-V-1897, 12. — 3 Cfr. Secuencia del Domingo de Pentecostés. — 4 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 886. — 5 Jn 15, 26. — 6 Ef 4, 30. — 7 Juan Pablo II, Enc. Redemptor hominis, 4-III-1979. — 8 Secuencia de la Misa de Pentecostés. — 9 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 92. — 10 Lc 11, 13. — 11 Sant 1, 17. — 12 Gal 4, 6. — 13 Secuencia de la Misa de Pentecostés. — 14 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 283.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Agustín de Canterbury
Fundador de la Iglesia
en Inglaterra
Año 605

San Agustín: apóstol de Inglaterra: te rogamos por la Iglesia Católica
en esa nación y en todas las naciones del mundo.
Pídele a Dios que nos envíe muchos
evangelizadores que sean como tú.
Amén.

 

San Agustín de Canterbury es considerado uno de los más grandes evangelizadores, al lado de San Patricio de Irlanda y San Bonifacio en Alemania. Tiene el gran mérito de haber dirigido la evangelización de Inglaterra.

Era superior del convento benedictino de Roma, cuando el Sumo Pontífice San Gregorio Magno se le ocurrió en el año 596 tratar de evangelizar a la isla de Inglaterra que era pagana. Conociendo el espíritu generoso y emprendedor de Agustín, que no se acobardaba ante ninguna dificultad, y además sus grandes virtudes, el Papa lo envió con 39 monjes más a tratar de convertir a esos paganos sajones.

Y sucedió que al llegar Agustín y sus 39 compañeros a la costa, donde se tomaba la embarcación para llegar a Inglaterra, allí les contaron terribles barbaridades acerca de los habitantes de esa isla, y los otros misioneros sintieron mucho miedo y enviaron al santo a que fuera a Roma a contarle al Pontífice lo peligroso que era esto que iban a emprender. Agustín fue a hablar con el Papa, pero san Gregorio lo animó de tal manera, recordándole que Dios les concedería la buena voluntad de aquellas gentes, que ya desde entonces Agustín no se dejó desanimar por los temores.

En Inglaterra mandaba el rey Etelberto que tenía una esposa muy santa (que después se llamó Santa Berta) y el primer regalo que Dios les concedió a los nuevos misioneros fue darles la buena voluntad del rey. Este los recibió muy cariñosamente y les pidió que le enseñaran la religión, y tanto le agradó que pronto se hizo bautizar y les regaló su palacio real para que les sirviera de convento a los misioneros y les dio un templo en Canterbury para que allí enseñaran. Y en ese sitio está ahora la más famosa catedral de Inglaterra: la Catedral de Canterbury.

El rey dejó en libertad a los súbditos para que escogieran la religión que quisieran, pero les recomendó que se instruyeran en la religión de Jesucristo y tanto les agradaron a aquellas gentes las enseñanzas de Agustín y sus monjes, que en la Navidad del año 597 se hicieron bautizar 10,000 ingleses y entre los nuevos bautizados estaban los que ocupaban los cargos más importantes de la nación.

Agustín envió a dos de sus mejores monjes a Roma a contarle al Sumo Pontífice tan hermosas noticias, y el Papa en cambió le envió el nombramiento de arzobispo, y otro buen grupo de misioneros, y cálices y libros para las celebraciones y muchas imágenes religiosas que a esas gentes recién convertidas les agradaban en extremo. San Gregorio se alegró muchísimo ante noticias tan consoladoras, y le recomendó a San Agustín un simpático plan de trabajo.

San Gregorio, sabiendo que la principal virtud del obispo Agustín era la docilidad a sus superiores, le envió las siguientes recomendaciones 1º. No destruir los templos de los paganos, sino convertirlos en templos cristianos. 2º. No acabar con todas las fiestas de los paganos, sino convertirlas en fiestas cristianas. Por ejemplo ellos celebraban las fiestas de sus ídolos con grandes banquetes en los cuales participaban todos. Pues hacer esos banquetes, pero en honor de los mártires y santos. 3º. Dividir el país en tres diócesis: Canterbury, Londres y York.

Nuestro santo cumplió exactamente estas recomendaciones, que le produjeron muy buenos resultados. Y fue nombrado por el Papa, jefe de toda la Iglesia Católica de Inglaterra (Arzobispo Primado). En las reuniones sobresalía entre todos por su gran estatura y por su presencia muy venerable que infundía respeto y admiración.

San Agustín escribía frecuentemente desde Inglaterra al Papa San Gregorio a Roma pidiéndole consejos en muchos casos importantes, y el Sumo Pontífice le escribía ciertas advertencias muy prácticas como estas: "Dios le ha concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado el inmenso honor de convertir a muchísimos paganos al cristianismo, y de que las gentes lo quieran y lo estimen mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no le vaya a producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos del buen Dios, pero tenga temor de no aprovecharlos debidamente. Consuélese al ver que con los milagros y la predicación logra que tantos paganos se vuelvan cristianos católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás, porque entonces le estaría robando a Dios el honor y la gloria que sólo El se merece. Hay muchos que son muy santos y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así que no hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas cualidades, sino alegrarse mucho al ver que Dios es más amado y más glorificado por las gentes". Mucho le sirvieron a Agustín estos consejos para mantenerse humilde.

Después de haber trabajado por varios años con todas las fuerzas de su alma por convertir al cristianismo el mayor número posible de ingleses, y por organizar de la mejor manera que pudo, la Iglesia Católica en Inglaterra, San Agustín de Canterbury murió santamente el 26 de mayo del año 605. Y un día como hoy fue su entierro y funeral. Desde entonces ha gozado de gran fama de santidad en esa nación y en muchas partes más.

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Fuente: SantieBeati.it
Bruno de Würzburg, Santo Obispo, Mayo 27  

Bruno de Würzburg, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Wurzburgo, de Franconia, en Alemania, san Bruno, obispo, que reconstruyó la iglesia catedral, reformó el clero y explicó al pueblo las Sagradas Escrituras (1045).

Etimológicamente: Bruno = Aquel que es de piel oscura, es de origen germánico.

 

Hijo del duque Conrado I y de Matilde de Suevia, pariente del papa Gregorio V y de los emperadores Conrado II y Enrique III, estuvo al frente de la cancillería imperial romana de 1027 a 1034. Obispo de Würzburg de 1034 a 1045.

Reconstruyó la catedral, preocupado por la instrucción del clero, escribió "Expositio in psalmos" comentando cada salmo, con textos de san Agustín y Casiodoro; "Comentario al Cantar de los cantares"; "Comentario al Padrenuestro".

Nadie entendía de dónde sacaba el tiempo el obispo, porque además acompañó en 1040 al emperador Enrique III por Alemania.

En 1042 dedicó muchas horas a conseguir que Inés de Poitou, hija del rey Guillermo de Aquitania, se casara con Enrique III.

En 1045 le acompañaba en una expedición contra Hungría, que resultó fatal. Llegados a Persenberg a orillas del Danubio, se alojaron en el castillo de la condesa Reichilde.

Un día mientras comían, el pavimento se vino abajo: hubo muertos y heridos, entre ellos Bruno. Que murió una semana después, tras una semana de auténtico purgatorio.

Enterrado en su catedral, hizo muchos milagros. Cuando quisieron canonizarle Inocencio IV avisó: "ni los méritos sin milagros, ni los milagros sin méritos, bastan para declarar santo a un cristiano". Pasó el examen con nota excelente.

 


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